miércoles, julio 18, 2007

Violencia y Refugio


La mañana del 5 de mayo de 2003 Omaira Fernández salió a caminar cerca del río que corre cerca de su casa, en la reserva indígena de Betoyes, en el departamento de Arauca, Colombia. Tenía 16 años y para entonces ya era viuda, su esposo fue una víctima más de la violencia que sacude a esta zona del norte de Colombia.

Mientras Omaira lavaba la ropa fue sorprendida por un grupo de hombres uniformados que llevaban en los brazos bandas que identificaban a uno de los grupos armados ilegales de Colombia. Omaria tenía seis meses de embarazo y sin embargo los hombres no tuvieron ningún reparo en someterla a la fuerza. Después de violarla, abrieron su vientre con una bayoneta. Cortaron su cuerpo y el de su bebé en pequeños trozos, los colocaron en bolsas plásticas y las lanzaron al río.

El caso de Omaira es uno de los tantos descritos en una serie reportajes (dos de ellos publicados con la colaboración del ACNUR) que llaman la atención sobre la violencia que sufren las mujeres y niñas en el contexto del prolongado conflicto interno colombiano. Según los informes todas las partes del conflicto han sido culpables de crímenes atroces contra las mujeres y las niñas, incluyendo violación, asesinatos, tortura, secuestro y mutilación sexual.

“Estas violaciones cometidas contra civiles y contra los mismos combatientes de los grupos armados han permanecido detrás de un muro de silencio, ocultos por la discriminación y la impunidad”, dice un informe de Amnistía Internacional: “Cuerpos con cicatrices, crímenes ocultos: violencia sexual contra las mujeres en el conflicto armado”. El informe demuestra cómo el escalamiento de la violencia contra las mujeres se está extendiendo incluso en la imposición de los grupos armados de reglas de conducta y códigos de vestimenta: “las mujeres y las niñas han tenido que rasurarse la cabeza por usar camisetas cortas, han sido desnudadas y humilladas públicamente por usar shorts y amenazadas de ser castigadas por vestir pantalones de talle bajo. Otros castigos incluyen azotes y mutilación con cuchillos”.

El uso de la violencia sexual en el conflicto un elemento presente en Colombia y es una situación que se presenta en otros conflictos, incluso en Sudán, Sierra Leona y la República Democrática del Congo. Un informe publicado el mes pasado por una de las organizaciones que trabajan con el ACNUR, el Grupo de Trabajo sobre Mujeres y Conflicto Armado, concluye: “en el contexto del conflicto armado colombiano, los grupos al margen de la ley utilizan la violencia sexual como un arma de terror (…) las víctimas directas son principalmente las mujeres y las niñas”.

Según las cifras del gobierno la mitad de las 1.5 millones de personas inscritas como desplazados internos son mujeres adultas. Según las organizaciones no gubernamentales colombianas, la cifra real podría ser dos veces más alta, ya que muchos desplazados internos no se registran con las autoridades.

Muchas mujeres desplazadas han sido víctimas de violencia sexual y muchas han tenido que asumir el papel de jefes de hogar después de la muerte o desaparición de sus esposos.

Según estadísticas oficiales el 40% de las familias desplazadas están encabezadas por mujeres (comparado con el 28 por ciento de las familias no desplazadas).

Las mujeres desplazadas internas en Colombia son particularmente vulnerables a mayor violencia, tal y como se evidencia en un reciente estudio que muestra que el 52,3% de las mujeres desplazadas han sido víctimas de la violencia doméstica, comparado con el 41,1 por ciento de las mujeres no desplazadas.

Además una de cada tres mujeres desplazadas ha sido obligada a tener sexo con extraños, según estadísticas oficiales del gobierno.

A comienzos de noviembre la oficina del Defensor del Pueblo publicó un tercer informe,“Los derechos humanos de las mujeres desplazadas”, en colaboración con el ACNUR.

Este subraya la ausencia de políticas públicas que favorezcan a las mujeres en general y a las mujeres desplazadas en particular, especialmente en asuntos cruciales como la salud sexual y reproductiva, la violencia doméstica y el abuso. El reporte recomienda que el gobierno implemente políticas públicas tomando en cuenta el género y la edad y ofrezca un modelo de políticas públicas exitosas y apropiadas que beneficien a las mujeres refugiadas. Este abordaje constructivo es parte del papel del ACNUR de asesorar a las autoridades colombianas en cuanto a las mejores políticas para proteger y asistir a los desplazados internos.

La publicación demuestra el cambio de papeles y responsabilidades de las mujeres desplazadas y cómo han logrado transformar una experiencia devastadora como el desplazamiento en oportunidades para jugar nuevos roles, especialmente en la vida pública como líderes de organizaciones de desplazados internos. El ACNUR está desarrollando varias iniciativas para incentivar y apoyar a las mujeres líderes desplazadas.

Algunas organizaciones de mujeres que suministran asistencia y aconsejan a las mujeres víctimas de violencia se han convertido a su vez en objetivo militar de los grupos armados. En febrero de 2004 Marta Cecilia Aguirre, vicepresidenta y fundadora de la Asociación Comunal de Desplazados Internos de Apartadó (ASOCODEA), una organización patrocinada por el ACNUR, fue asesinada. En diciembre de 2003 un grupo de hombres armados no identificados robaron los expedientes de una computadora y los documentos de las instalaciones de la Corporación Casa de la Mujer, una organización no gubernamental colombiana que trabaja con el ACNUR ayudando a las mujeres desplazadas internas y a sus familias.

En setiembre de 2003 un miembro de una asociación de mujeres desplazadas en la ciudad de Puerto Asís, Francis Girón Quilindo fue asesinado. Otra activista, Esperanza Amaris Miranda fue violentamente asesinada el 16 de octubre en la ciudad de Barrancabermeja. Otros ataques y amenazas se han desarrollado contra mujeres involucradas con grupos de desplazados internos en varias partes del país.

En ocasión de la celebración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el ACNUR está lanzando una campaña con el ánimo de prevenir la violencia contra las mujeres en Colombia. Miles de afiches, gafetes y camisetas que llevan el eslogan y el logotipo de “No a la violencia contra las mujeres” serán distribuidos en todo el país. Celebridades masculinas, que incluyen a la selección nacional de fútbol de Colombia están siendo exhortados para que hagan pronunciamientos públicos que condenen la violencia contra las mujeres.

El esfuerzo para involucrar a los hombres en la campaña va más allá de aquellos que se encuentran en el espectro público. A todo nivel las iniciativas para poner fin a la violencia contra las mujeres están destinadas a fracasar a menos que éstas incluyan a los hombres y niños. Los hombres y los niños son un componente integral de la solución así como del problema de la violencia contra las mujeres. En Colombia talleres sobre género y nociones de masculinidad, violencia contra las mujeres están siendo organizados por el ACNUR con organizaciones de desplazados internos.

Los talleres son parte de las iniciativas del ACNUR para dar particular atención al asunto de la violencia sexual y de género en Colombia así como a las necesidades de las mujeres y niñas desplazadas. Varios programas se están implementando por las oficinas del ACNUR en Apartadó, Barrancabermeja, Barranquilla, Bogotá, Mocoa, Pasto y Quibdó.

Estos incluyen proyectos para asistir a las víctimas de la violencia doméstica, talleres sobre las causas de la violencia contra la mujer y cómo prevenirla y redes de apoyo para las víctimas de violencia doméstica, organizadas con la colaboración de las autoridades de Bienestar Familiar en los vecindarios que poseen un alto porcentaje de desplazados internos. Las sesiones familiares organizadas por las agencias de implementadotas del ACNUR suministran apoyo psicológico a las madres y niños víctimas de la violencia, mientras que los hogares para niños proveen facilidades de atención a niños, apoyo de aprendizaje y alimentación básica para los niños y mujeres desplazados.

En la ciudad de Cartagena las mujeres desplazadas apoyadas por el ACNUR han construido centros multifuncionales que son utilizados como salas de reuniones y salones de clase. Este proyecto da a las mujeres la oportunidad de ser líderes de sus comunidades. Otro proyecto apoya a las adolescentes embarazadas, dándoles un lugar seguro para vivir y les enseñan algún oficio para que puedan buscar un empleo.

En otras zonas del país el ACNUR tiene proyectos generadores de ingresos en los cuales las mujeres desplazadas aprenden a elaborar y vender sus artesanías: tejidos, bordados y máscaras. Pequeñas empresas de restaurantes han sido iniciadas con la ayuda del ACNUR en Mocoa y Barrancabermeja. Los participantes en estos proyectos reciben capacitación sobre los derechos de la mujer y asuntos de género.

El ACNUR reconoce que las mujeres indígenas tienen necesidades especiales. Por esta razón, está trabajando en varias partes del país, como en las regiones de Urabá y la Sierra Nevada de Santa Marta, para posicionar a las mujeres indígenas dentro de sus comunidades.

Estadísticas actualizadas y confiables sobre quejas relacionadas con la violencia sexual son cruciales si se tienen que desarrollar estrategias efectivas de prevención y acción. El ACNUR apoya muchas iniciativas que suministran esta información y monitorean la situación de derechos humanos de las mujeres desplazadas.

Hoy, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer marca el comienzo de los “16 días de activismo para eliminar la violencia contra las mujeres”, un periodo internacionalmente reconocido para hacer un llamado a la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres, la prevención del VIH-SIDA y la promoción de los derechos humanos. La campaña de 16 días de duración concluirá el 10 de diciembre, el día internacional de los Derechos Humanos.

Además de los esfuerzos en Colombia, otras actividades se han planeado en otras zonas para apoyar la campaña, incluyendo Sierra Leona, Sudán y Egipto. Al este de Sudán, por ejemplo, el ACNUR ha planeado una campaña de concientización contra la mutilación genital femenina y la violencia de género con oficiales de gobierno, ONGs, miembros influyentes de la comunidad de refugiados, líderes religiosos, parteras y ancianas refugiadas en nueve localidades. El ACNUR está patrocinando un concurso de ensayo y afiches para niños en edad escolar en todos los campamentos para refugiados ubicados al este de Sudán, enfocándose en los temas de VIH-SIDA, violencia contra la mujer, derechos humanos y promoción de la educación de las niñas.
Fuente: www.acnur.org/paginas/index.php?id_pag=3044